Julio Francisco Domingo de Arteche y Villabaso
El matrimonio fijó su residencia en Las Arenas (Vizcaya) y tuvo seis hijos: Magdalena, José María, María Victoria, Teresa, Isabel y Francisco Javier.Por último, la entidad financiera bilbaína puso en marcha en estos años dos sociedades para llevar a cabo las gestiones y obras necesarias con las que habría de ponerse en marcha el negocio hidroeléctrico más importante del momento: los saltos del Duero.No obstante, la realización del negocio se demoró todavía bastantes años.Momentos después, el Consejo de Administración del Banco de Bilbao nombró por aclamación a Julio Arteche primer presidente estable, abandonando el carácter rotativo que hasta entonces había tenido este puesto.En esta última tarea, Arteche, como tantos otros representantes de los intereses empresariales privados, tuvo que hacer frente a la política estatalista que impulsó Juan Antonio Suanzes Fernández durante su primera etapa al frente del Instituto Nacional de Industria (INI), buscando hacer compatibles los intereses privados que representaba con las actuaciones del instituto público.En cuanto al primer aspecto, Arteche pilotó la modernización del Banco de Bilbao, creando en los años cuarenta su administración central y abriendo en 1945 su servicio de extranjero, al tiempo que apostaba por completar la expansión de la red territorial por toda España.A su personalidad empresarial, el conde de Arteche añadía unas preocupaciones sociales, literarias, culturales, religiosas y políticas que ofrecen una dimensión más completa de su persona.Manifiesta era su afición por la navegación de recreo, la caza o el tiro.En su faceta cultural destacó su participación en la tertulia bilbaína del León de Oro junto a personalidades locales como el doctor Areilza y el propio Julio Eguileor.