Su carrera fue entre Newell's Old Boys, Boca Juniors y Club Deportivo Morón para finalizarla en el Green Cross chileno.
Sus compañeros, al conocer sus habilidades maniobrando la pelota con las manos, decidieron ponerlo de arquero, donde definitivamente no defraudó.
Fue gracias a eso que (según sus propias palabras[cita requerida]) recibió el apodo de "El Gato".
Una noche de 1986, mientras comenzaba a cerrar su local, fue abordado por una patota que le exigió la reapertura del mismo para poder seguir bebiendo.
Ante su negativa, los violentos respondieron atacándolo a tiros e hiriéndolo de dos disparos, por lo que estuvo internado varios días en grave estado.