Se le venera como santo en la Iglesia Católica, siendo conmemorada su festividad el 1 de febrero.
Cuando tuvo la edad, se unió a la abadía de Clairvaux,[1] donde fue educado personalmente por San Bernardo.
El abad siempre le tuvo en buen concepto por su austeridad y piedad con los más necesitados.
Era tal su complacencia con Juan que, cuando el conde Esteban de Pethiévre y su esposa desearon construir un convento en sus territorios, San Bernardo les remitió a Juan para que se hiciera cargo de la edificación.
Éste trasladó su sede episcopal desde Aleth al pueblo de Saint Malo, o Sant-Malo, que él mismo bautizó, por el rápido crecimiento económico de aquel pueblo.