Sus parientes habían prestado servicios militares a la Corona en Granada, Túnez y Perpiñán.
Fue nombrado por Felipe III como gobernador de Costa Rica en 1603.
En 1608 Pedro de Villarreal, obispo de Nicaragua y Costa Rica, efectuó la primera visita episcopal a Costa Rica, en cuyo transcurso tuvo un grave enfrentamiento con el gobernador.
Entregó el mando en 1613 a Juan de Mendoza y Medrano, que lo residenció.
Salió de Costa Rica en 1615 y se estableció en Nicaragua.