Caminando, se encuentra tres veces con san Pedro y Jesucristo, quienes le piden ayuda.
Juan Soldado (que no parece reconocerles) comparte casi todos sus escasos bienes con los peregrinos, los cuales a cambio le conceden un deseo.
La película nos muestra entonces la antesala del Cielo, un lugar blanco y aséptico donde gente de todas las épocas se encuentran esperando una entrada al paraíso que nunca parece llegar.
Juan continúa contando cómo usó su morral mágico para robar todas las longanizas, quesos y chorizos de un pueblo mientras sus habitantes enterraban a un muerto, ya que "el muerto al hoyo y el vivo al bollo".
Juan sigue las indicaciones y se convierte en un hombre rico, salvando el alma del condenado.