Juan Romualdo Navarro

Anteriormente había intentado ser corregidor de Cuenca pero al surgir esta oportunidad, canceló su compra previa por 3.300 pesos.

[1]​ Fue clave en su rol como oidor para apaciguar a la gente que se quejaba por las reformas impulsadas por el virrey en la llamada revolución de los estancos.

El descontento era doble, por un lado las élites buscaban terminar con el monopolio del aguardiente, por otro, el pueblo quería cambiar las medidas impositivas conocidas como los estancos.

Fue un libro muy importante ya que refleja una identidad definida como habitante de ese territorio.

Tenía muchas observaciones comerciales, y marítimas donde destacaba el puerto de Guayaquil, tal vez influenciado por su padre quien había sido comerciante ahí.