Juan Jorge Graubner

Tenía además licencia para añadir el escudo real a los objetos que manufacturaba en su obrador.

Estaban además bajo su control las bombas de agua que se utilizaban en Madrid para apagar los incendios.

Alcaraz vivió una sensible crisis de fondos entre 1775 y 1785 para levantar el proyecto, pero en 1781 ya había empezado realmente a funcionar.

Graubner logró solo que se trasladara la fábrica de quincallería gruesa a Sigüenza.

En 1792 visitó las fábricas el ilustrado Eugenio Larruga, quien escribió un informe muy positivo en sus Memorias políticas y económicas.