Catedrático de Ciencias Naturales en el Instituto de Cuenca, está considerado como uno de los primeros divulgadores de la Ciudad Encantada, en la que hizo de anfitrión y guía para visitantes pioneros como los escritores Pío Baroja o Federico García Lorca, pintores como Joaquín Sorolla, científicos como Cajal o filósofos como José Ortega y Gasset.
Junto con Rodolfo Llopis (su introductor a la masonería) y otros colaboradores (entre ellos Pío Baroja y Odón de Buen) publicó en 1923 la primera Guía de Cuenca, temprano manual de un entonces inexistente planteamiento turismo (que luego sería plagiada).
Nombrado en 1931 delegado provincial de Bellas Artes, trabajó en el catálogo del fondo artístico conquense y lo protegió durante la Guerra Civil Española, como miembro de la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico (tarea que tras la victoria del franquismo sería deformada y manipulada creando un leyenda negra en torno a su persona y su actividad.
[2][4] A lo largo de su vida periodística fue redactor-jefe del diario El Mundo y escribió en diversas publicaciones, entre ellas Castilla, revista regional ilustrada,[5] de la que fue subdirector en Cuenca,[6] Vida Manchega y varias publicaciones socialistas como La Lucha (década de 1920), Electra (1930-31), República (1931-32) y el Heraldo de Cuenca (1935).
En 1947, residiendo en Alcalá de Henares, cuya cárcel había sido la última en la que estuvo preso, murió a los setenta y un años de edad.