Cotto vivió en Guatemala y México donde pudo relacionarse con intelectuales de la talla de José Santos Chocano, José Vasconcelos, Antonio Caso, Ramón del Valle Inclán, y el pianista Salvador Ordóñez.
Fue colaborador de semanarios e incluso vendió enciclopedias.
También realizó viajes en algunas partes del Caribe e impartió charlas literarias en la Universidad de Columbia.
Hombre apreciado por quienes le trataban, Manuel José Arce y Valladares escribió acerca de él : También Vasconcelos opinaba sobre su persona: Cotto murió de tuberculosis en la capital mexicana y fue enterrado en el Panteón Civil.
Años más tarde sus restos fueron repatriados a El Salvador.