Por tal motivo se le creyó pintor especializado en bodegones y fue confundido con su homónimo Juan de Espinosa.
En 1612 ingresó en la cofradía del Sacramento de la parroquia de San Sebastián en Madrid y un año después alquiló una casa diciéndose pintor del duque del Infantado, para quien pintó algunos retratos perdidos.
[1] En 1614, Juan Andrés de la Roble, pintor y vecino de Madrid, que hacía compatible el oficio de pintor con el comercio de pinturas, declaraba en su testamento que Juan Bautista de Espinosa le debía un San José con el Niño en brazos, bien acabado, y «catorce planchillas para retratos».
[2] Poco después debió de marchar a Toledo para trabajar en su arzobispado.
[3] Estilísticamente es pintor estrechamente vinculado a la obra de Juan van der Hamen, con su mismo sentido del orden y de la simetría.