Josep Pont i Gol

En esta época fue una de las escasísimas jerarquías eclesiásticas catalanas (junto con Ramón Masnou y Boixeda, obispo de Vich, que había sido ordenado por Pont en 1952) que se ocuparon del uso de la lengua en la catequesis, la predicación y la vida cotidiana.

Reorganizó profundamente la archidiócesis y gestionó el regreso de los restos del cardenal Vidal y Barraquer (1978), muerto en el exilio.

Fue un activo dinamizador de la Conferencia Episcopal Tarraconense.

En 1982 se le otorgó la Cruz de Sant Jordi.

Murió en Lérida, en el Hospital Arnau de Vilanova.

Franco saluda al obispo Pont i Gol durante su visita a Castellón el 14 de junio de 1958.