Más tarde, llegarían otras cinco mujeres con el deseo de ser religiosas.
Una nueva generación de hermanas más preparadas, vieron en Caterina Coromina una dificultad para la expansión y desarrollo del instituto.
Coromina era prácticamente analfabeta, por ello le arrebataron la administración general del instituto y la apartaron a la casa madre de Vich.
Además, realizan otras actividades como el cuidado de niños en guarderías y asistencia a los más necesitados.
En 2011, la congregación contaba con unas 103 religiosas,[1] en 16 casas,[1] presentes en Colombia, España y Perú.