Josefina Ortiz

Acompañó a su esposo en los diversos cargos públicos que ocupó en el país y en el extranjero, como embajador en Alemania y en Brasil.

[4]​[1]​ Como primera dama, la señora apareció al lado de su marido en homenajes, inauguraciones, banquetes y ceremonias oficiales.

Pero sobre todo, la señora Ortiz Rubio se ocupó de atender su hogar y de la vida familiar tanto en la Ciudad de México como en la finca a la que iban a descansar allá por Tizapán y que había comprado con sus propios recursos heredados de su padre.

La familia regresó a México cuando el presidente Cárdenas mandó a llamar a don Pascual, quien una vez instalado, se ocupó de atender algunos encargos presidenciales y sus negocios personales.

Asimismo se dedicó a viajar por el país con su inseparable Josefina.