Ocupaba Pedro de Urriés la General Gobernación del Reino de Aragón, cuando Carlos II dispuso en 1689 que su hijo, José de Urriés, le sucedería en el cargo a su fallecimiento, habilitándolo en 1692 para que pudiera también sustituir a su padre en caso de ausencia o enfermedad.
Fallecido su padre en 1696, heredó sus títulos, y fue nombrado alcaide de la fortaleza de Huesca y General Gobernador de Aragón, puesto en el que le ratificó Felipe V.
Mantuvo la gobernación hasta que en 1706 le sustituyó en el cargo Francisco Miguel de Pueyo, hasta ese momento virrey de Mallorca.
Inmediatamente, Felipe V le nombró consejero de capa y espada del Consejo Supremo de Aragón, donde permaneció hasta la extinción del órgano en 1707 con el Decreto de Nueva Planta del Reino de Aragón que abolió los Fueros.
El mayor, varón, falleció de niño, y le sobrevivieron las tres hijas: Ana María, Josefa y Andrea de Urriés y Gurrea de Aragón.