José de Siles

Recogió luego sus críticas en libros como Bellas Artes (Madrid, 1887) o El cincel y la paleta.

Como narrador se acogió a la estética del Naturalismo en sus novelas La seductora (1887), Juana Placer.

En esta obra se aplican con rigor los principios naturalistas, pero se hace patente el deseo de trascender el determinismo aniquilador con la apelación a la fuerza espiritual que anida en el individuo, tema retomado en novelas posteriores como La estatua de nieve (1905).

Reunió sus relatos cortos en libros como El lobo y la oveja (1905) o La novia de Luzbel (1905).

Muy influido al principio por Bécquer, se vinculó desde temprano con la estética del Modernismo.