Dos años más tarde, São Paulo fichó a aquel arquero rosarino que tan buena impresión había dejado.
Poy se destacó por ser un arquero ágil y de temperamento calmo, transmitiendo esa tranquilidad a su defensa.
Se convirtió en ídolo de la parcialidad tricolor, historia que continuaría al transformarse en entrenador.
Hasta que Rogério Ceni escribiera su propia leyenda, fue el arquero más destacado del club.
Totalizó en sus diversas etapas como entrenador 422 partidos, siendo el tercer director técnico con más encuentros al frente del club.
Durante el tramo final del torneo, Poy vio afectada seriamente su salud al sufrir una embolia, que lo limitó en su capacidad motriz; esto no hizo mella en el rosarino, que dirigió los partidos desde una silla de ruedas, ganándose definitivamente el afecto de la hinchada del XV de Jaú.