En 1849 formó parte de una expedición para auxiliar al papa Pío IX.
En 1850 es nombrado jefe de escuadra y en 1851 fue nombrado Ministro de Marina, cargo que ocupó hasta junio del año siguiente, tras lo cual partió de Madrid para tomar el mando del apostadero de La Habana.
Llegó a Cuba en julio de 1852, cuando le fue informada la llegada a la isla de tropas de filibusteros al mando del exgeneral Narciso López, a los que se enfrentó en tierra y obligó a reembarcar, tras lo cual los volvió a enfrentar luego en el Morillo de la Manima, derrotándolos finalmente y logrando capturar a 50 hombres.
Por este acto el gobierno le entregó la gran cruz de la Orden de Carlos III.
Estuvo en Cuba los tres años preceptivos y regresó a España en 1854.