Gracias a la ayuda de Carlos Larios, marqués de Guadiaro, pudo viajar a Roma en 1862, donde estudió durante dos años y recibió la decisiva influencia de la obra de Mariano Fortuny, al que sin embargo no llegó a conocer.
Más tarde, en Málaga, se matriculó en la Escuela de Bellas Artes (1868), donde fue alumno de Bernardo Ferrándiz.
A su regreso a Málaga ya es un pintor consagrado: decora el Palacio de Heredia, expone con gran éxito sus cuadros (dibujos, acuarelas, óleos) e imparte clases como profesor de la Escuela desde 1887.
[1]Falleció en su ciudad natal[2] y está enterrado en el cementerio de San Miguel.
Una calle y un centro de educación pública en Málaga llevan su nombre.