Allí vivió hasta que en 1910 se trasladó a la ciudad de Guadalajara, donde más tarde se casó y donde siguió residiendo hasta 1931.
Cursó estudios de Magisterio pero nunca ejerció como maestro, quizás por las desagradables experiencias de su madre, que siempre ejerció una marcada influencia sobre él.
Al proclamarse la II República Española, Rodolfo Llopis fue nombrado director general de Primera Enseñanza y, necesitando un secretario particular tan capaz como afín a sus ideas, reclamó a Jorge Moya de la Torre, por indicación de Marcelino Martín González del Arco y Modesto Bargalló.
Aunque en su juventud siguió los pasos de su padre, y formó parte del Comité provincial del Partido Republicano Federal, se aproximó al Partido Socialista Obrero Español a partir de sus frecuentes colaboraciones periodísticas con la prensa obrera y progresista de la ciudad de Guadalajara.
En 1925 pasó a escribir en El Socialista de Madrid, entonces dirigido por Andrés Saborit, donde comenzó publicando varios poemas cada semana dentro de una sección fija que se llamaba Trinos, y que luego se denominó Folías.