En una época en la que los rangos militares se adquirían en el campo de batalla y no en la escuela, Ramírez Arjona fue ascendido a general de la república por Campo Serrano, cuando tenía apenas 19 años.
Allí permaneció durante casi dos décadas, hasta 1954, cuando las autoridades seccionales (gobernador, alcalde y miembros de la Junta de Valorización), empeñados en borrar la obra del general, decidieron derrumbarlo.
La importancia del general Ramírez Arjona en la evolución histórica de Montería se basa en dos hechos fundamentales.
En primera instancia están sus aspiraciones presidenciales en las décadas de 1930 y 1940.
En los últimos años, sin embargo, un nutrido grupo de intelectuales e historiadores han venido gestando la idea de reconstruir el monumento y erigirle una estatua a este filántropo bogotano.