Durante sus estudios, fue hallado apto para el servicio militar en la Segunda Guerra Mundial, pero como objetor de conciencia ingresó a la Friends’ Ambulance Unit.
En 1948 completó su tesis de magíster, que posteriormente serviría como base para su libro Faith and Knowledge.
Debido al influjo de personas con diferentes tradiciones religiosas, se hicieron necesarias las organizaciones centradas en su integración.
Durante su labor en el Seminario de Princeton, y según empezaba a cuestionar “si la creencia en la Encarnación requiere la creencia en la historicidad literal del nacimiento virginal”, comenzó a distanciarse de sus perspectivas religiosas conservadoras.
Un año después, el Comité Judicial de la Asamblea General aprobó una contra-apelación y Hick se convirtió en miembro del Presbiterio.
Keith Ward lo describió una vez como “el más grande filósofo vivo de la religión global”.
Intentó, pues, descubrir los medios por los que todos los seguidores de una religión teísta podrían recibir la salvación.
Aún más, puesto que todo conocimiento se funda en la experiencia —que es, por tanto, percibida e interpretada con categorías humanas—, los contextos culturales e históricos que inevitablemente influencian la percepción humana son necesariamente componentes del conocimiento de lo Real.
Esto significa que el conocimiento de Dios y las verdades religiosas que se le adjudican son influenciados cultural e históricamente, y por esa razón no pueden ser considerados absolutos.
Este es un aspecto relevante del argumento de Hick contra el exclusivismo cristiano, que sostiene que aunque otras religiones pueden contener bondad y verdades parciales, la salvación sólo es alcanzada en Jesucristo, y la verdad completa sobre Dios está contenida sólo en el cristianismo.
Copérnico introdujo nuestro mundo a la comprensión de que otros planetas tomaban caminos similares alrededor del sol; aunque cada camino era diferente, todos servían al mismo propósito y generaban el mismo resultado: cada planeta completa un recorrido en torno a nuestra estrella central.
Aunque el tiempo para un viaje completo alrededor del sol y para un ciclo completo de día y noche difieren de planeta en planeta, el concepto permanece constante en todo nuestro sistema solar.
En su God and the Universe of Faiths (1973), Hick intenta determinar con precisión la esencia del cristianismo.
Nuestro autor afirma que “la esencia cristiana no se encuentra en las creencias acerca de Dios… sino en vivir como os discípulos que en su nombre sintieron hambre, sanaron las heridas y crearon justicia en el mundo”.
En otras palabras, Dios permite que las almas humanas puedan crecer o desarrollarse hacia la madurez.
Quizá con un grado mayor de percepción uno pueda ver que el “mal” que experimentamos a través del sufrimiento no es, después de todo, mal, sino bien, porque permite hacer mejores nuestras propias almas.
Por lo tanto, Hick considera los males del dolor y el sufrimiento como herramientas al servicio del buen propósito de Dios de elevar a la humanidad “imperfecta e inmadura” a sí mismo “en fe y amor incondicionales”.
No obstante, piensa que en el más allá “Dios eventualmente logrará Su propósito de ganar a todos los hombres para sí mismo”.