Tras una breve etapa en Vergara, es nombrado arquitecto municipal de Málaga, ciudad en la que realizaría la neomudéjar plaza de toros de La Malagueta, el mercado de Atarazanas y el parque de Málaga.
Entre 1883 y 1893 vive en Bilbao, donde construye la nueva casa consistorial y el Teatro Arriaga.
En Madrid construye el Frontón Beti Jai y en Santander, el Convento de las Salesas.
En esta ciudad sería nombrado arquitecto diocesano del Obispado de Santander en 1900, y trabaja en el Palacio Episcopal y la restauración de la Catedral.
Su sepultura se encuentra en la ermita de Santa Ana del barrio laredano de Tarrueza.