No cursó estudios formales, pero se dedicó con éxito a la práctica del derecho y la medicina en su ciudad natal.
Formó parte de la expedición del batallón provincial a Nicoya y Nicaragua en 1812.
Se le siguió un proceso y se le condenó a degradación, confinamiento y penas pecuniarias, pero poco después fue indultado.
En sus últimos años se mantuvo alejado de toda actividad política.
En 1996 Jorge Francisco Sáenz Carbonell publicó una biografía suya con el título Don Joaquín de Oreamuno y Muñoz de la Trinidad.