"[3] Desde diciembre de 1922 hasta abril de 1923 permanecería en Nueva York, pues debido a la hemiplejia que su padre había sufrido, este se veía incapacitado para viajar hasta allí y cobrar los paneles que había realizado para la Hispanic Society.
Muerto Joaquín Sorolla y Bastida en 1923, su mujer, Clotilde García del Castillo, pretende fundar en la propia vivienda familiar un museo que perpetuase la memoria de su marido.
Dado que fallece pocos años después sin haber visto materializados sus deseos, esta labor sería retomada por sus hijos.
[6] Joaquín Sorolla García fue un joven de su tiempo, siempre a la moda y cuidadoso con su aspecto, hecho en el que influirían sus años en Inglaterra.
Como se conoce por la correspondencia familiar, esta no era del agrado de sus padres, pues lo consideraban un amor imposible por poseer ella otra relación seria.