Joaquín Martínez de la Roca y Bolea

La polémica había sido causada por el maestro Valls, que había llevado sus innovaciones demasiado lejos en la entrada del segundo tiple en el Qui tollis de la Misa Aretina según algunos compositores, lo que dividió a los compositores españoles claramente en dos grupos a favor y en contra.La España musical de aquella época se dividió en dos facciones, unos defendiendo a Valls (José Torres y Villavieja, José de Cáseda, Gregorio Santiso Martínez o Miguel López) y otros en su contra (Francisco Portería, Miguel Soriano, Manuel de Egüés), en los que se apoyaba Martínez en su Elucidación de la verdad (Valladolid, 1716); otros compositores como Ambiela y Torres, así como el célebre napolitano Alessandro Scarlatti, permanecieron neutrales.Según afirma González Marín, aunque en esta disputa Martínez fue tildado de conservador, «Nassarre, cuya autoridad servía de argumento a las dos partes y que se mantuvo al margen, decidió finalmente, cuando todo hubo terminado, apoyar a su discípulo en el prólogo de su Escuela música, oponiéndose al uso de disonancias fundamentadas únicamente en el buen efecto producido en el oído».Asimismo y gracias a algunos impresos se conoce que Joaquín Martínez puso música (hoy día perdida), a los villancicos de Reyes que se cantaron en el Pilar durante los años 1710, 1713 y 1715.Mitjana le atribuye una ópera, La Casandra, estrenada en Madrid en 1737 de la que no se sabe más.