Joan Rovira i Roure

Rovira fue detenido, juzgado y condenado a muerte a pesar de tener inmunidad parlamentaria garantizada por la Generalidad de Cataluña y que así lo alegara un enviado de esta institución.

[1]​ La persecución no terminó con su muerte, a pesar de que hay testigos que aseguran que perdonó a quienes lo fusilaron.

La checa revolucionaria que gobernaba Lérida ordenó que sus dos hijos mayores, de cinco y cuatro años respectivamente, debían viajar a Rusia para ser "reeducados".

En un gélido día de febrero de 1938, Ana María Tarazona, esposa de Juan Rovira, se aventuró a cruzar las líneas hacia la España Nacional, con sus dos hijos mayores y con el menor, que a la sazón tenía un año.

[cita requerida] Fue el padre del también político Juan Rovira Tarazona.