La tradición decía: "Que nadie se junte con el malvado, ni siquiera para llevarlo a la Torá" (Mejilta).
[5] Frederick Farrar sugiere que "los pecadores" se refiere en general a todas "las clases degradadas y desfavorecidas".[6].
Entre sus llamados, se encuentra un publicano —un recaudador de impuestos para los romanos, oficio mal visto y considerado pecaminoso— conocido como Leví según Marcos, y tradicionalmente identificado como el autor del primer evangelio.
Aquellos que se creen justos cierran las puertas a Dios, pues todos necesitamos de Él.
La respuesta a la llamada divina requiere más atención y disposición que grandes cualidades.