[1] En 1944 Pío Mollar Franch realizó una nueva imagen recreándose en las fotografías que inmortalizaron a la original.
La obra de Mollar Franch fue restaurada años después por Francisco Palma Burgos.
La imagen fue restaurada en 1997 por Juan Manuel García Palomo y en 2018 por Francisco Naranjo Beltrán.
Finas gotas de sangre, provocadas por la corona de espinas superpuesta, salpican el alargado rostro del varón, de ojos rasgados y policromados en la madera, pestañas finamente pintadas, afilado perfil, mejillas hundidas, y labios entreabiertos y jadeantes que dejan ver la dentadura tallada.
En Cuaresma suele presidir el altar mayor del templo, coincidiendo con la celebración de sus cultos anuales.