Se puede representar de forma esquemática como una pirámide invertida, en la cual la prevención y la reducción son las acciones prioritarias.La correcta aplicación de la jerarquía de residuos puede tener varias ventajas: puede ayudar a prevenir las emisiones de gases de efecto invernadero, reducir los contaminantes, ahorrar energía, conservar recursos, crear empleos y estimular el desarrollo de tecnologías verdes.[4] En 2008, el Parlamento de la Unión Europea introdujo en su legislación sobre residuos una nueva jerarquía de residuos en seis etapas, la Directiva 2008/98/CE, que los Estados miembros deben incorporar a su legislación nacional en materia de gestión de residuos.El artículo 4 de la Directiva establece una jerarquía de seis etapas para la gestión de los residuos que los Estados miembros deben aplicar.La prevención de los residuos, como opción preferida, va seguida de la reutilización, el reciclaje, la recuperación (incluida la recuperación de la energía) y, por último, la eliminación segura de residuos.
La jerarquía de gestión de residuos comienza por acciones de prevención y reducción.