Jean Haurie Nebout

Inició dicha actividad abriendo un pequeño comercio de panadería, sedas y lienzos en la Plaza Plateros, sin embargo, fue en el año 1745 cuando se incorpora a la gestión de la bodega que había fundado en el año 1730 su amigo Patrick Murphy en las inmediaciones de las calles San Blas y San Ildefonso,[2]​ cuyo negocio se convertiría más tarde en las Bodegas Pedro Domecq, actualmente Bodegas Fundador.

Al mismo tiempo, siguió incrementando sus ventas y exportaciones de vino, convirtiendo el negocio en el más próspero y reconocido de Jerez a finales del siglo XVIII.

Por tanto, fue cosechero (viticultor), bodeguero (criador de vinos) y extractor (exportador), algo que ningún otro empresario había conseguido hasta ese momento.

En aquel momento, los gremios vinateros imponían fuertes restricciones a los extractores y establecían, en otras normas, que los productos vínicos a elaborar debían ser mostos y vinos jóvenes del año, que habrían de venderse por encima de los precios mínimos fijados para cada cosecha y, más importante aún, que prohibían el almacenamiento de vino a los cosecheros acaudalados.

Se conoció como el pleito Haurie, lo que le reconocía como principal promotor de la causa contra las restricciones impuestas por el gremio.

Como líder de un importante grupo de la burguesía jerezana, podría ser considerado como un político pre-liberal, comprometido en la acción política, que participó en sociedades económicas y logró hacerse con las diputaciones y personerías del Común (similar al Defensor del Pueblo actual).

El testamento de la herencia tenía dos condiciones: disolver la sociedad Juan Haurie y Sobrinos y fundar otra nueva por veinticinco años que se disolvería al cumplir los mismos o antes si hubiesen fallecido cuatro de los titulares.