Jean-Baptiste-François-Joseph de Sade

Sus dos hermanos se dedicarían a la carrera eclesiástica, como era costumbre en los "segundones" de aquella época.

Allí Donatien tendría acceso a una extensa biblioteca, y no le pasarían inadvertidas las actividades licenciosas de su tío.

Sus otros dos hermanos se desplazan también a la corte y, los tres, entablan amistad con Voltaire.

Les une su afición por la literatura y asisten a veladas con otros escritores de la época.

Jean-Baptiste escribiría, sin llegar a publicar, numerosos poemas, novelas, teatro y hasta tratados de filosofía, obras que su hijo Donatien hizo encuadernar y guardó con celo toda su vida, llegando a agregarle notas la margen.

Ese mismo año, el ministro y cardenal Fleury lo envía en misión confidencial a Londres.

Allí se mueve en los círculos del poder con desenvoltura y, en su interés por conocer las actividades de los jacobitas ingleses, logra ser admitido en una logia masónica integrada por lo más destacado de la aristocracia inglesa.

El elector despide al conde de Sade y lo envía a Francia.

Es entonces cuando llega a los oídos del rey una imputación que habría podido pesar más en su futuro como diplomático que cualquier mala gestión: se le imputó haber hablado mal de Mme de Cháteauroux, la amante del rey.

Más adelante escribiría: Su mujer, la que en otro tiempo le acompañara en sus misiones diplomáticas, sin que se conozca la fecha exacta (cuando su hijo Donatien cuenta cinco o seis años), se aleja de él ingresando en un convento en París.

Marie-Éléonore de Maillé.