En línea con esta ampliación a los pies de la fachada exterior al oriente del Alcázar, se dispuso un jardín trazado entre 1582 y 1585.
En ese momento este jardín fue conocido como jardín de las Infantas, ya que en ese momento se encontraba al pie del cuarto reservado a las infantas y el del Príncipe.
Posteriormente, el jardín sería conocido como jardín de la Reina ya que correspondía al cuarto de la Reina que se situaba en el primer piso, alrededor del cuarto de la Reina y por tanto no con vistas a este jardín.
Al norte contaba con un importante contrafuerte o murallón que ayudaba a nivelar el jardín.
Contaba con un diseño formal conformado por dieciséis cuadros agrupados en cuatro grupos de cuatro, alrededor de dos ejes, paralelo y perpendicular, respectivamente a la fachada del Alcázar.