Antiguamente, muchos de sus habitantes con el ánimo de hacer reconocible el pueblo y productos, optaron por llevar como apellido el nombre de esta pequeña localidad (algunos con variaciones como Jamet o Jamett), que orgullosamente aun mantiene vivas sus costumbres y tradiciones locales.
La ciudad fue parte del Principado de Sedán.
[3] Las tropas reales francesas ocuparían la villa en 1595, entregándola en 1641 a Lorena.
[4] En 1661 el duque Carlos IV, la cede a Francia, la incluye en la provincia de los Tres Obispados.
[5] Debido a que la frontera norte con España se había alejado, en 1673 Luis XIV ordenó la destrucción de su castillo.