Sus padres, Gerardo Vera y Josefa Durán, provenían de Tinajo, Lanzarote (Islas Canarias).Fue bautizado durante una escala del barco en Nossa Senhora do Desterro, hoy Florianopolis, en la Isla de Santa Catarina, Brasil.[2][3] Vivieron unos seis años en una chacra arrendada en el Abra del Mallorquín, entre San Carlos y Pan de Azúcar.Señora del Carmen, llamada de Doña Ana, donde hoy está el vivero nacional Alejandro Gallinal.El conflicto no se debió a motivos ideológicos ni políticos, sino que fue de orden interno.Sin embargo, alguno de los religiosos acudió a las autoridades judiciales contra el vicario y la prensa anticatólica aprovechó la situación para intentar desacreditar a Jacinto Vera.Al no querer enterrar con rito católico al señor Jacobsen, que había muerto declarándose masón, un grupo de la franco-masonería quiso imponer su entierro en el cementerio católico.El presbítero Juan José Gregorio Brid Marin, cura de la Iglesia Matriz y senador de la República, tenía mucho prestigio social, pero también desatendía su ministerio y frecuentemente causaba escándalo.Como resultado de esta larga situación el pueblo valoró más aún a Jacinto Vera.Él obtuvo la libertad en los nombramientos eclesiásticos, lo que le permitió mejorar la atención y el gobierno del clero, buscando párrocos de buena conducta, sin las presiones sociales y políticas.La institución continuó posteriormente como Colegio del Sagrado Corazón y, aparte, como Seminario Interdiocesano Cristo Rey.En poco tiempo, por suscripción popular, se levantó el hermoso monumento funerario en la Catedral de Montevideo.Es considerado el padre de la Iglesia en el Uruguay, como primer obispo, fundador del clero nacional, organizador del laicado y de la prensa católica.En diversos lugares se recuerda su presencia: Museo Jacinto Vera en Pan de Azúcar (se trata de la casa donde falleció en misión), Hogar Sacerdotal Monseñor Jacinto Vera en Montevideo.