Júpiter e Ío

Ío era, según la mitología griega, una doncella de Argos, hija de Ínaco y sacerdotisa de Hera (o hija del rey Yaso), a la que Zeus (dios griego del que es equivalente el Júpiter romano) visitó transformado en una gran neblina y aprovechó para arrebatarle su virginidad.

[2]​ No resulta fácil representar a un hombre disfrazado de nube haciendo el amor a una joven: aquí lo resuelve haciendo entrever una mano y un rostro de hombre en la nube.

El efecto cromático se basa en el contraste entre el cielo, dibujado con densas nubes oscuras, y la blanca figura de Ío, en una postura retorcida típicamente manierista.

[3]​ El ciervo que está bebiendo agua, figura situada en la esquina inferior derecha del cuadro, no aparece en la historia de Ovidio.

Puede referirse a que el padre de Ío era Ínaco, un oceánida o dios fluvial.