Tras el fracaso, para evitar la ira del rey inglés, se unió a Roberto Curthose en la primera cruzada (1096) como cruzado de Tierra Santa.
Las crónicas citan que sufrió las burlas de los normandos durante el sitio de Antioquía, cuando él y otros compatriotas entraron en pánico, saltaron las murallas de la ciudad y huyeron para intentar regresar a casa.
Siguiendo su perfil rebelde, se sumó a los barones que apoyaron las reclamaciones de Roberto Curthose contra su hermano Enrique I.
Dos años más tarde, Enrique I hizo planes para devolver las tierras a los hijos, que probablemente servían en la casa del rey, pero ambos murieron en el naufragio del Barco Blanco en 1120.
Fruto de esa relación nacieron varios hijos: