Viviendo en San Petersburgo, hizo conocimiento con Vasíli Kápnist y Gavrila Derzhavin, quiénes inflyueron sus obras literarias.
Jémnitser no impuso la moraleja terminada, pero el lector debe sacar conclusiones propias.
En los setenta del siglo XVIII el poeta escribió sátiras, continuando las tradiciones de Aleksandr Sumarokov y Antioj Kantemir.
El poeta azotó sobornación, arrogancia y prejuicio de casta, pero comprendió que sátira sola no pudo mejorar la humanidad.
Escribió también odas, epístolas, epitafios, epigramas, etc. pero no fueron publicados en vida del poeta.