En cuadros muy evolucionados puede aparecer falta de sensibilidad, parálisis e incluso gangrena franca.
No obstante, es muy importante conocer si se trata de una trombosis o de una embolia, por lo que casi siempre será necesario realizar pruebas complementarias, entre las que se encuentran el electrocardiograma, el doppler y la arteriografía.
Siempre se perderá el pulso medio El tratamiento dependerá del estado del paciente y de los resultados de las pruebas diagnósticas y podrá ser médico y/o quirúrgico.
Cuando se trata de una embolia, generalmente el tratamiento es quirúrgico y consiste en extraer el coágulo del vaso afectado (embolectomía).Si la causa del problema es una trombosis, la situación puede manejarse inicialmente con tratamiento médico (analgésicos, anticoagulantes, fibrinolíticos, hemorreológicos), siendo necesaria en la mayoría de las ocasiones una intervención quirúrgica posterior (endarterectomía, angioplastia, «bypass»).
Dependerá de cada caso pero, en términos generales, el factor pronóstico más importante es el tiempo transcurrido entre el inicio de los síntomas y el comienzo del tratamiento, que no debería ser superior a seis horas.