Fue en esta época donde entró en contacto con la incipiente aviación militar española.
En 1923 realizó en la Península un curso para aviadores, y a partir de entonces se integró en la Aeronáutica Militar.
[1] Desde su nuevo puesto presentó un plan para modernizar el equipamiento de la Aeronáutica Militar, y fabricar en España bajo licencia los cazas Hawker Fury y bombarderos Martin B-10.
[2] El plan aunque fue finalmente aprobado, no llegó a desarrollarse.
Durante el resto de la contienda se dedicó a esta labor y no pilotó ningún avión.