Isla Esteves

La isla es conocida por sus restos arqueológicos[3]​ y por haber servido como presidio[4]​ en el pasado.

Hasta su capitulación ante el ejército patriota en 1821, las mazmorras de la fortaleza Real Felipe en el Callao habían servido como presidio predilecto para los enemigos del régimen colonial y aunque si bien en 1824 los realistas recuperaron el control de los castillos del puerto, hasta su rendición definitiva en 1826, el nuevo lugar elegido por las autoridades españolas para confinar a los prisioneros patriotas fue la isla Esteves alejada del frente principal de guerra y ubicada en medio del lago Titicaca a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar.

[5]​ Si bien durante el día los prisioneros gozaban de cierta libertad de movimiento durante las noches eran encerrados bajo llave siendo alimentados también con magros alimentos.

El número de prisioneros llegó a superar el centenar, en su mayoría oficiales del ejército libertador capturados en acción de guerra, por sus propias características y su cercanía con la ciudad de Puno no requería de una numerosa guarnición aunque los prisioneros eran continuamente vigilados por los soldados al mando del brigadier español Pablo Echevarría.

Cuando en 1824, luego de la batalla de Ayacucho, la guarnición realista de Puno se sublevó a favor del bando patriota proclamando como su jefe al hasta entonces prisionero general Rudecindo Alvarado, todos los prisioneros incluso los depuestos oficiales realistas fueron liberados aunque el brigadier Echevarría sería posteriormente fusilado en Arequipa por orden de Sucre al intentar comprar en Chiloé armas para el ejército del general Olañeta que ansiaba continuar la guerra en el Alto Perú.