Fue protagonista del proceso de unidad que llevaría a la fundación de CTERA, de la que fue su Secretario General Adjunto.
El cuerpo de Isauro Arancibia tenía ciento veinte balazos, y el de su hermano Arturo, setenta.
En su homenaje, una decena de escuelas argentinas llevan su nombre, como es el caso del Centro Educativo Isauro Arancibia destinado a la educación de jóvenes y adultos.
[3] Al igual que el auditorio de la Central de los Trabajadores Argentinos y diversas agrupaciones sindicales docentes.
El documental “Maestros del viento” relata su vida, al igual que el libro “La oruga sobre el pizarrón”, del escritor tucumano Eduardo Rosenzvaig.