[2] El matrimonio de Isabel y Carlos Teodoro había sido arreglado desde 1733, para evitar una posible disputa de herencia entre las diferentes ramas familiares,[3] y que Carlos Teodoro era el heredero de su abuelo Carlos III Felipe[2] —que no tenía hijos varones— y tras su muerte se convertiría en príncipe elector.
La vida conyugal no resultó muy feliz; mientras que Carlos Teodoro fue descrito como erudito e interesado en la ilustración, Isabel Augusta fue descrita como vivaz, amante del placer, sin educación y superficial.
Durante la primera mitad de su matrimonio, se dice que dominó a su marido, y durante la Guerra de los Siete Años, ejerció influencia sobre la política exterior palatina.
Isabel Augusta no logró embarazarse hasta más de dieciocho años después.
[4] El fallecimiento del niño causó gran aflicción a Carlos Teodoro y motivó que se alejara de Isabel e hicieran vidas separadas.