Aunque repitió varios cursos, consiguió entrar en una universidad, siendo descrito por los profesores como un chico tímido e incluso semianalfabeto, teniendo un pobre vocabulario.
Sus compañeros informaron en numerosas ocasiones a los profesores del extraño comportamiento que Ion tenía.
Para canalizar su rabia interior, solía autolesionarse mediante cortes en los brazos y en las piernas.
Florea, el padre de Ion, había acompañado a su hijo en todos los interrogatorios.
Ion, que se encontraba totalmente encolerizado, estalló diciendo "¡Llamad a mi padre, de esa forma podrá ver qué me va a pasar!
[2] El psicólogo Tudorel Butoi indicó que Ion Rîmaru sufría alucinaciones, delirios mentales y complejo de inferioridad.
Durante la investigación, se descubrió que Florea Rîmaru, el padre de Ion, también fue un asesino en serie.
[4] Según la leyenda rumana, el alma del Strigoi se transmite de padre a hijo, al igual que la teoría del Doctor Butoi.