Derivan de la palabra latina strix, que designa a una pequeña ave vampírica.
Otras versiones sostienen que los strigoi pertenecen al orden supremo en la jerarquía vampírica.
El novelista irlandés Abraham Stoker, usó esta palabra en su obra Drácula, escrita en 1897.
En la saga Mihai de Macu Marrero se reinventa un nuevo strigoi.
También aparecen en la novela de Agustín Fernández Paz A neve interminable.