[1] El dispositivo que permite realizar este tipo de interferencias se denomina perturbador o inhibidor,[2] y su uso suele estar limitado a la acción policial y de seguridad autorizada.
A veces suele emplearse el término jamming, la traducción en inglés,[1] para diferenciarla de la que es accidental.
Durante la Segunda Guerra Mundial operadores terrestres trataban de confundir a pilotos enemigos mediante falsas instrucciones en sus propios lenguajes.
Un radiotransmisor sintonizado en la misma frecuencia y modulación de la señal enemiga puede, si tiene la suficiente potencia, sobreponerse en el receptor.
La antigua URSS también empleó transmisores que interferían señales occidentales emitiendo el ruido de los generadores de diésel que proporcionaban energía a dichos transmisores.