Inositol

Otros isómeros naturales, aunque presentes en mucha menor proporción, son scyllo-, muco-, D-chiro-'', y neo-inositol.

Está presente en todos los tejidos animales, con los niveles más altos en el corazón y el cerebro.

Las personas que se deprimen tienen niveles mucho más bajos de inositol en su fluido espinal (LCR).

Por esta razón, el inositol se ha recomendado como un tratamiento para la depresión y la evidencia preliminar sugiere que éste podría ser de utilidad.

El inositol fue identificado por primera vez, más de un siglo y medio atrás por el químico alemán Josef Sherer (1850,1851), quien lo aisló de tejido muscular y bautizo a la nueva molécula como “inos” del griego músculo.

Los ciclitoles son cicloalcanos en los que un grupo hidroxilo está unido a cada uno de los tres o más átomos del anillo.

Aquellos que contienen al menos 5 centros asimétricos en el anillo, de los cuales al menos tres están directamente enlazados a oxígeno (u otros calcógenos), o nitrógeno reciben el nombre estereoprincipal de Inositol.

No obstante, la nomenclatura utilizada según la IUPAC (International Union of Pure and Applied Chemistry) sería sin omitir los trans ni los cis, como por ejemplo: cis-1,2,4-trans-3,5,6-Ciclohexanhexol (D-chiro-inositol).

El estereoisómero más abundante en la naturaleza es el mio-inositol, considerado como un miembro del complejo de las vitaminas B.

Esto conduce a la IP3 importante segundo mensajero, que luego puede ser fosforilado para producir IP4, IP5 e IP6.

Es también un agente lipolítico, así el inositol también podría redistribuir la grasa corporal existente durante la pérdida de peso.

Existes las máquinas proteicas que son moduladas por estos inositidos y se han encontrado papeles específicos en fisiología.

La regulación de la expresión génica en etapas distintas es llevada a cabo por diferentes inositido isómeros.

El inositol se encuentra en altos niveles en el cerebro y en el hígado, por eso se cree que los principales tejidos que pueden producir esta sustancia son los tejidos de la mucosa intestinal, el cerebro, el hígado y los riñones.

No existen actualmente estudios que aporten evidencia científica suficiente para implicar el déficit de esta sustancia en cuestiones relacionadas con la salud.

No hay una cantidad diaria recomendada para la ingesta de inositol, pero se estima que un adulto debería tomar entre 300 y 500 mg diarios, pero no es conveniente tomar dosis elevadas, ya que podría provocar diarreas.

Algunos, pero no todos los estudios, sugieren que altas dosis de inositol podrían ser útiles para la depresión.

[9]​ Un pequeño estudio doble ciego fracasó en descubrir si el inositol es de utilidad para el tratamiento del trastorno disfórico premenstrual, un tipo severo.

[26]​ Los resultados durante 4 semanas de tratamiento mostraron que el complemento era al menos tan efectivo como el medicamento.

En un único estudio doble ciego en 13 pacientes, el inositol (18 g / día) se ha encontrado que reduce los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo de manera significativa, con la misma eficacia a los ISRS y prácticamente sin efectos secundarios.

[31]​[32]​ Otro pequeño estudio controlado con placebo ha demostrado que un suplemento de inositol mejora las características del síndrome dismetabólico en mujeres post-menopáusicas, incluyendo los triglicéridos, el colesterol HDL y la presión arterial diastólica.

[34]​ Estudios realizados en experimentos in vitro, estudios en animales y experiencias clínicas limitadas, afirman que el inositol puede ser utilizado eficazmente contra algunos tipos de cáncer, en particular, cuando se utiliza en combinación con ácido fítico.

[36]​ El inositol ha demostrado ser efectivo para regular los niveles de insulina y reducir los quistes poliquisticos en los ovarios.

Además, el inositol también puede ayudar a mejorar la fertilidad en mujeres con síndrome de ovario poliquístico.

Inositol 2