[1] Fue impulsada por la banca catalana y su filial Compañía Peninsular Azucarera.
[4] Además, contaba con su propio apeadero en la extinta línea del Ferrocarril de Sierra Alhamilla.
Su funcionamiento como fábrica de azúcar terminó en 1904.
Se calcula que en total pasaron por las instalaciones unos 8 000 prisioneros de los cuales, unos 300 perdieron la vida.
[5] Actualmente tan solo se conserva su puerta principal.