Los indicadores redox pueden ser de uso general, que pueden ser utilizados en diferentes valoraciones o de uso específico, que solamente responden a una especie determinada presente en el sistema redox.
Un ejemplo típico de este último, es el almidón, que se colorea de azul en presencia de yodo, aun en disoluciones muy diluidas, por lo que es un indicador ampliamente empleado en yodometrías y yodimetrías.
[2] Los indicadores redox generales suelen ser compuestos orgánicos fuertemente coloreados que presentan la propiedad de oxidarse o reducirse modificando su color, con una coloración muy distinta en la forma oxidada de la que tienen cuando se encuentran reducidos.
Los cambios de color de estas sustancias son independientes, en gran medida, de la naturaleza química del analito y del titulante, dependiendo solamente de los cambios en el potencial del sistema, los cuales ocurren a medida que progresa la valoración.
[1][4] Matemáticamente, esta situación puede ser expresada como que el indicador exhibe el color de la forma reducida cuando
Esta ecuación muestra que un indicador general típico exhibe un cambio de color completo y detectable por el ojo humano cuando, durante el proceso de la valoración redox, el potencial del sistema cambia de E0Ind + 0,0592/n a E0Ind - 0,0592/n, o lo que es lo mismo, se produce un cambio en el potencial del sistema de 0,118/n voltios.
[3][4] En la siguiente tabla se muestran algunas sustancias que pueden utilizarse como indicadores redox, junto con su potencial normal de reducción.
A un potencial determinado, el hierro(II) se oxida a hierro(III) formando un nuevo complejo con la fenantrolina, este de color azul.
Se han estudiado un gran número de fenantrolinas sustituidas y se ha demostrado que algunas pueden ser tan útiles como la ferroína precursora.
Estos indicadores, a menudo tienen un uso muy limitado, debido a que solamente se pueden utilizar para tipos muy concretos de valoraciones redox, por lo que reciben el nombre de indicadores específicos.
Esta sustancia es de color blanco en estado sólido e incolora en disolución.
Aunque el color del anión triyoduro es fácilmente visualizable debido a su color amarillo característico, la presencia de almidón hace que el punto final de la valoración se aprecie con mayor facilidad, ya que es suficiente con una concentración de yodo o triyoduro de 10-5 M para que se aprecie el color azul del complejo yodo-almidón.
Mientras quede Fe(III) en la disolución, el color rojo del complejo permanecerá.
La desaparición de dicho color rojo indica que prácticamente todo el Fe(III) se ha reducido, permitiendo así, establecer el punto final de la valoración.
El rojo de metilo y el anaranjado de metilo, que también son indicadores ácido-base, también pueden utilizarse como indicadores redox, pues en medio ácido y en presencia de oxidantes fuertes sufren una oxidación irreversible que los decolora, desapareciendo el color rojo característico.
Estos indicadores se pueden utilizar en la valoraciones redox en que se utiliza como valorante el bromato de potasio en medio ácido.
Al terminar la valoración el bromo que se forma una vez rebasado el punto de equivalencia, oxida a estos indicadores, por lo que el punto final de la valoración viene marcado por la desaparición del color.