Desde 1809, la entonces colonia española de Santo Domingo sufría una profunda crisis económica.
[2] Se rumoraba que algunos criollos influyentes planeaban declarar la independencia derrocando al gobierno colonial, especialmente después de que agentes de Caracas enviaran una carta animando a los nativos a la insurrección.
[5] Sorprendentemente, Kindelán no tomó medidas drásticas contra Núñez, quien incluso pudo demandar al capitán Manuel Martínez, delator del movimiento, por injurias y calumnias.
Poco tiempo después, Kindelán fue reemplazado, y su sucesor, asumiendo como verídicas las acusaciones contra Núñez, no contaba con el poder militar suficiente para enfrentarse a los aristócratas locales, por lo que solo pudo vigilarlos e intentar ganar el apoyo del coronel Pablo Alí, comandante del batallón de mulatos.
Intentó obtener el respaldo de Simón Bolívar, pero este se encontraba combatiendo en Ecuador y el vicepresidente José Antonio Páez no pudo brindarle apoyo, ya que la Gran Colombia no estaba en condiciones de emprender una empresa bélica de tal magnitud y no deseaba traicionar al gobierno haitiano, que había ayudado a Bolívar durante su exilio.