[2] Los soviéticos habían sido expulsados de la gestión del Ferrocarril Transmanchuriano y sentían la presión japonesa tanto en Siberia Oriental como en Sajalín (Ya que durante la época la Isla del Sajalín estaba partida entre los japoneses y rusos).
[8] Por otro lado, Chiang seguía con sus ofensivas contra los comunistas, que consideraba agentes del imperialismo soviético.
[7] El Gobierno nacionalista seguía primando la eliminación de los comunistas frente al conflicto con Japón.
[9] Aunque los contactos continuaron en 1935, los representantes soviéticos siguieron rechazando acuerdos demasiado estrechos entre los dos países que, en su opinión, únicamente hubiesen servido para precipitar un ataque japonés contra el que la ayuda China sería insuficiente.
[10] En septiembre de ese año, comenzaron las conversaciones entre los dos países en Japón, que empezaron con grandes diferencias entre las dos partes.
[10] Pese a ello, Chiang se mostró conciliador y en diciembre formó un nuevo gabinete más projaponés.
[11] Si esto no resultaba posible, la tregua que se esperaba alcanzar debía permitir a Chiang concluir la unificación china y prepararse para el futuro conflicto con Japón.
[12] En esa situación, Chiang optó por reforzar la relación con la URSS, nombrando un nuevo embajador y esperando finalmente un tratado bilateral, que ya los soviéticos también deseaban, dado el reforzamiento de la alianza germano-nipona y el temor de que Nankín se uniese a ella.
[32] Pese a esto, los comunistas chinos eran escépticos sobre la posibilidad de pactar con Chiang, ya que este exigía el control de sus unidades militares y la entrega del territorio que controlaban.
[42] La idea del rapto la había propuesto Yang Hucheng,[43] preocupado por ser relevado por este.
[44] Aunque Zhang había rechazado al principio la idea, finalmente la había aceptado, una vez que Chiang dejó clara su intención de relevarlo del mando y sustituirlo por otro general más decidido a acabar con los comunistas de la región.
[8] Estos, sin embargo, se oponían a continuar la guerra civil y defendían la liga contra Japón.
[51] La misma noche, tras regresar a su cuartel general, Zhang ordenó el secuestro de Chiang, que debía ser capturado vivo e ileso.
[51] Chiang debía haber volado de regreso a Nankín al día siguiente.
[52] Tras asesinar a la guardia, los ciento veinte soldados del grupo penetraron en el conjunto de edificios.
[53] Tras sortear un muro y un foso donde se hirió, logró alcanzar el templo situado en lo alto de las fuentes termales, mientras le perseguían por la nieve.
[53] Logró esconderse en una cueva, oculta tras una roca, mientras los asaltantes continuaban buscándolo y fusilaban a su sobrino —entre otros odiados miembros de los «camisas azules»—,[54] capturado en el ataque.
[53] Tras varios choques, los cuatro o cinco mil hombres del Kuomintang acuartelados en Xian fueron desarmados por las unidades de Zhang y Yang.
[45] Una doce de importantes oficiales que habían acompañado al generalísimo en su viaje a Xian también fueron capturados por los rebeldes.
[56] Como era costumbre en la época, Zhang proclamó las razones del rapto en un telegrama dirigido a los dirigentes nacionales y regionales.
[14] El rapto y la posibilidad de que Chiang muriese y fuese sustituido por otro dirigente más projaponés o el país se sumiese en la guerra civil que le impidiese enfrentarse a Japón preocupó al Gobierno soviético.
[63] Al principio, los dirigentes del Kuomintang dudaban de si Chiang seguía vivo o había sido pasado por las armas, y sopesaron bombardear Xian.
[71] Zhang había invitado a Zhou para definir la alianza entre sus unidades y las de los comunistas, amenazadas por las del Kuomintang.
[77] Sin un plan claro de acción y amenazado por las tropas del Kuomintang —cinco divisiones avanzaron hacia Xian—,[58] se hallaba en una posición débil, ya que Chiang no se mostraba dispuesto a transigir y aceptar sin más sus exigencias.
[58] Zhang comenzó a solicitar la ayuda de mediadores, entre ellos del cuñado de Chiang, T. V. Soong[78] y empezó a ceder en sus pretensiones, desesperado por lograr un acuerdo y salir del apuro.
[85][57] Las condiciones de la liberación se interpretaron de manera diferente por cada parte: Chiang insistió en no haber aceptado exigencia alguna, Zhang y Yang afirmaron lo contrario y Mao dio por buena su actitud conciliadora.
[86] El arresto de Zhang en la capital, no obstante, volvió a tensar la situación.
[75] Zhou tuvo que convencer a los mandos militares comunistas para que apoyasen a los ejércitos de Zhang (Dongbei o del Noreste) y Yang (Xibei o del Noroeste) en un posible enfrentamiento militar con el Kuomintang y mantener así la coalición tripartita.
[75] El mantenimiento, aunque precario, de la alianza, facilitó que Nankín no recurriese a la fuerza para acabar definitivamente con la crisis.
[89] En Nankín, Zhang colaboró en la resolución pacífica de la crisis: ordenó la liberación de los últimos arrestados por sus tropas, devolvió parte del armamento capturado y aceptó las condiciones que exigía el Gobierno para ponerle fin.